jueves, 25 de agosto de 2016

Tecnologías de control



Definimos como “proceso” a un conjunto de operaciones, simultáneas y/o secuenciadas, tanto humanas como tecnificadas, generalmente enmarcadas en un sistema, que tiene como fin la transformación de insumos en productos, ya sean éstos, materiales, energía y/o información, concretos o abstractos.

Cuando cortamos con tijera hacemos la fuerza de abrir y cerrar pero también vamos direccionando la misma para que siga un recorrido.
Existen dos acciones o fuerzas que se hacen, una que aplica la energía y ejecuta el trabajo final (acción de ejecución), y otra que actúa y modifica la de ejecución (acción de control).

En una mano robótica que opera en alguna industria o laboratorio, el “agarre” final de los dedos (acción de ejecución) es producto de todo un proceso de posicionamiento, generalmente bajo control de una computadora preprogramada (acciones de control).

Las acciones de control provienen de alguien o algo que tiene un “plan” o programa previo, a partir de un diseño, en un soporte material o virtual que llamamos genéricamente “memoria”.

En el caso de los humanos y los animales, tenemos sentidos con los cuales, a la vez que realizamos una acción, la vamos corrigiendo o ajustando, ya sea por medio de la vista, el tacto, el sonido, o incluso el olor, de acuerdo a una idea previa de nuestro objetivo. En máquinas automáticas o en robots industriales, el equivalente a nuestros sentidos son distintos tipos de sensores, cámaras, etc., para “ver” lo que va pasando y controlar que la acción esté bien realizada.

En algunos casos hay información que “vuelve” y actúa sobre la toma de decisiones.
Estas acciones pueden llegar a ser autónomas y totalmente automatizadas respecto del control de las personas, por lo cual los llamamos “procesos autorregulados”.
Además, como la información tomada de la acción “vuelve” para modificar la próxima acción, como en un círculo de causa y efecto, se denomina control por lazo cerrado (LC), siendo los otros modos de lazo abierto (LA).

Veamos esto en más detalle:

Sistemas de control simple, o “lazo abierto”
Llamamos sistema de control simple o de “lazo abierto”, cuando el operador de control (persona o dispositivo), opera sobre el actuador o sistema, en forma directa. Es el caso de un interruptor con una lamparita, un caño con una canilla y un lavatorio, una llave de paso o una hornalla de gas, etc.
En nuestro entorno cotidiano, estamos frente a sistemas de tipo técnico, que aunque simples, nos dan la posibilidad de vivir con mayor comodidad, y facilitan las tareas y las acciones. Ya sea con la electricidad, el agua o el gas, todos estos “fluidos” circulan por su medio de flujo correspondiente
(cables, caños, mangueras, en estos casos). Por lo tanto sobre todos estos flujos se puede operar, tanto en el “paso o no paso”, en el sentido de paso, o sea unidireccionalmente, o en el control por variación
progresiva de un flujo, según cual sea el tipo de sistema a controlar.
Para un sistema de tipo eléctrico simple, como el de una lámpara, el operador que utilizamos para controlar el paso del fluido eléctrico (de electrones), es un simple interruptor, (que separa o une dos partes metálicas conductoras interpuestas en un cable), y quien acciona ese operador, es generalmente una persona. La persona que interviene en un sistema de tipo técnico, ejerce a la vez tres tipos de acción: sensa una variable (a partir de una necesidad, como ser falta de luz, sed, frío, etc.) por medio de los sentidos; procesa esa información comparándola con una referencia mental del nivel deseado y decide una acción de control para lograr el efecto del sistema.

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